Esos locos que crean cosas de la nada

0 comments | in | about Startupea | febrero 28, 2013

Este artículo pertenece a la serie “Startupea”. Espero que sea de ayuda a esos locos a los que les gusta crear cosas de la nada. Si eres uno de ellos, sígueme en Twitter.

¿Qué nos motiva a crear cosas?

¿Has sentido alguna vez ese subidón que da un nuevo proyecto en sus etapas iniciales? ¿O cuando una nueva idea toma forma en tu cerebro y parece que va a convertirse en algo realmente épico y que nada podrá pararte? ¿Por qué alguien puede tirarse años trabajando en un proyecto Open Source e ilusionarse sin recibir dinero a cambio?

¿Te has preguntado alguna vez qué te motiva a hacer lo que haces?

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Todos los seres humanos tenemos, en mayor o menor grado, capacidad creativa. De hecho, junto con la capacidad de usar herramientas, nuestra alta creatividad es una de las características que más nos diferencian del resto de animales (con esto no quiero decir que no haya otras especies creativas).

Y por otro lado (porque no son la misma cosa) también estamos dotados en mayor o menor grado con capacidad para motivarnos a entrar en acción.

La creatividad y la motivación no son la misma cosa, pero están relacionadas

No somos una pizarra en blanco, es decir, no llegamos al mundo con los mismos dones. Unas personas tienen de serie más capacidad creativa que otras, aunque como todo, es algo que se puede trabajar y desarrollar. Posiblemente, una etapa crucial para desarrollarla sea durante la infancia. Los programas de educación infantil y los padres deberían tomarse muy en serio el fomentar por un lado  la creatividad, la innovación, el diseño y la resolución de problemas; y por otro, conseguir dinamizar la motivación en los niños y que aprendan mecanismos para focalizarse en sus proyectos y mantenerse motivados en el tiempo.

El proceso creativo es realmente interesante y en su génesis entran a colación muchos factores: información memorizada y experiencias previas, análisis del entorno a través de los sentidos, mecanismos interiorizados de diseño de soluciones que nos han funcionado anteriormente, instintos del cerebro reptiliano, etc. Es más, varias  de estas herramientas mentales operan a nivel subconsciente o durante el sueño en fase REM. ¿Nunca te has despertado con una especie de notificación cerebral resolviendo un problema en el que te bloqueaste el día anterior? ¿Nunca te ha saltado un “¡Eureka!” mental mientras hacías una tarea totalmente distinta a la del problema original? Sin darte cuenta, tu cerebro trabaja de forma inconsciente en la resolución de problemas. ¡De forma creativa! En el libro “Take a Nap! Change your life”, se describen varios experimentos en los que se les daba a los participantes diferentes puzzles y problemas. Los que dormían en mitad del ejercicio consiguieron en un 60% de las veces encontrar mejores atajos y resolver los problemas de forma más eficiente. ¡Su cerebro había trabajado por ellos mientras dormían!

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Pero no debemos olvidar que la motivación es tanto o más importante que la capacidad creativa. Sin motivación, por muy creativos que seamos en potencia, no podría tener lugar el proceso creativo porque no tendríamos ganas de hacer nada. La motivación llevó a nuestros antepasados a moverse por el mundo, a aprender y sobrevivir. Tenían opciones de supervivencia eran mayores así que si se quedaban sentados en sus cuevas mirando al techo.

Si le preguntas a un emprendedor, artista o creador de cualquier tipo qué es lo que le motiva a hacer lo que hace se volcará casi seguro en describir más las sensaciones que la causa en sí. Te dirá que es algo que “se siente o no se siente”, “que se lleva dentro”, que le da impulso y le impele a seguir adelante. En la película Indie Game The Movie (realmente inspiradora) Tommy Refenes, uno de los creadores de Super Meat Boy comenta: “I am determined to make video games, and I make video games because I can.”. Es una frase realmente potente, digna de  Chuck Norris, pero creo que en ella se confunde la causa con la plausibilidad.

Entonces, ¿cuál es la causa real? ¿Qué nos motiva realmente?

Creamos cosas porque mola construir cosas

Yo lo veo así de simple. Pero mucha gente no parece creérselo.

En la película la La Red Social, la motivación que quieren hacernos creer que mueve a Mark Zuckerberg para crear Facebook son las de aumentar sus posibilidades de éxito con las chicas y lograr ascenso social y acceso a clubes privados en Harvard. Supongo que son exigencias del guión para hacer más interesante la película y enseñarnos a alguna que otra estudiante ligera de ropa.

Mark, nos caerá mejor o peor, pero dijo algo con mucho sentido ante esto: “Parecen no poder comprender que alguien pueda construir algo por el solo hecho de que le gusta construir cosas.

Pasar por todas las etapas del proceso creativo, desde la idea original, conceptualización, análisis, diseño, prototipado, pruebas con usuarios reales, desarrollo y todo el resto de etapas es algo que sencillamente es divertido. Es un proceso que se disfruta.

Mola crear cosas que antes no existían. Antes «no eran» y ahora «son». ¡Increíble!

No solo es la capacidad creativa. Ciertas personas tienen mayor motivación que otras

Yo soy yo y mis circunstancias”, decía Ortega y Gasset. Somos diferentes genéticamente y hemos tenido diferentes procesos de aprendizaje. Por ello hay ciertas personas que tienen una mayor necesidad de crear cosas que otras. Y que son capaces de mantenerse motivadas durante más tiempo.

Físicamente hay muchos factores en juego. Entre ellos la dopamina juega un papel bastante importante. La bombea tu cuerpo cada día para suprimir la sensación de somnolencia, te revoluciona cuando estás enamorado y hace que te enganches con Lost y Twitter. El sistema del apetito de novedades está anclado en la dopamina. De hecho, se han realizado experimentos con ratones a los que se les disminuyó la cantidad de dopamina. El resultado fue que a los ratones se les quitó las ganas de ir a por el queso y morían literalmente de hambre.  Vamos, fue un “Si hay que ir se va, pero ir pa’ na es tontería.” en toda regla.

Y por otro lado, entra en juego nuestro entorno, educación y proceso sociológico. Si un niño crece en un entorno creativo en el que se le da libertad para crear y se le enfrenta a problemas concretos que resolver sus posibilidades de convertirse en una persona creativa son mayores.

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Incluso hay estudios que sugieren que los primeros hijos son más autoritarios y los últimos más creativos.

¿Quién sabe? El proceso creativo es algo tan complejo y en el que tienen cabida tantos factores diferentes que no es fácil acotarlo.

Pero ten clara una cosa: es la primera palabra que escribes la que comienza el libro. Notch, lo deja claro en una entrevista que aparece en el documental sobre la creación de Minecraft (muy recomendable) y en la que decía algo así:

– Notch, ¿qué les dirías a la gente que está en casa pensando en ser desarrolladores de videojuegos como tú? – Les diría que dejen de pensar y se pongan a hacer juegos”.

No solo lo hacemos porque mole, lo hacemos porque queremos que otros lo vean, usen y reconozcan nuestro trabajo

El que diga lo contrario miente. Nadie crea un videojuego y lo esconde debajo de la cama para que nadie lo juegue. Un escritor no escribe una novela de la que quede satisfecho para luego tirarla a la basura simplemente porque disfrutó escribiéndola.

Incluso aunque el producto de tu trabajo no pueda ser relacionado directamente contigo (por ejemplo si eres un programador más en una empresa de software) no estarás contento si el resto de compañeros no valoran tu trabajo y no te felicitan cuando haces algo bien.

Es por esto que la gamificación funciona tan bien en páginas como Dribbble. El quesito de premio que te llevas cuando uno de tus trabajos aparece en portada es la satisfacción de saber que a otros les ha gustado. Y esto puede ser algo realmente adictivo porque estimula los niveles de dopamina. Me juego el cuello a que este año, como todos los anteriores, el Tuenti Challenge tendrá una gran acogida. A los programadores les molará participar en él porque supone un reto y encima su trabajo se verá reconocido.

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Los seres humanos somos seres sociales, nuestra genética y proceso de evolución nos ha diseñado para que nos sea virtualmente imposible ser felices si no nos relacionamos con otros seres humanos (piensa que los individuos que se aislen tienen menor probabilidad de tener descendencia genética, por lo que esos genes no pasan a la siguiente generación). Y todo esto está estrechamente relacionado con el hecho de que nos guste que otros seres humanos reconozcan nuestro trabajo.

Una vez cubiertas nuestras necesidades básicas, la pirámide de Maslow nos indica que lo siguiente que buscamos es la autorrealización.

Así que no te sientas mal por querer que zintillones de personas conozcan tus creaciones, las usen, las valoren y te feliciten por haberlas creado de la nada.

Está en tu naturaleza.

El dinero es una consecuencia, no la causa

No creo que haya un solo emprendedor de éxito cuya motivación principal haya sido el dinero. Las personas que quieren dinero juegan a la lotería. Los emprendedores y artistas se mueven por otras causas.

El dinero es una consecuencia de hacer bien las cosas a la vez que una necesidad para poder crear cosas nuevas. Necesitamos el dinero para seguir creando cosas y poder dedicarnos a lo que nos gusta.

En palabras de Richard Branson, fundador de Virgin: “Entrepreneurship is about turning what excites you in life into capital, so that you can do more of it and move forward with it.

Bonus: curiosidades sobre la motivación y la creatividad

Existen mucha información sobre el tema. Os voy a dar algunas fuentes que me han parecido realmente buenas:

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Algunas de las curiosidades más llamativas que he aprendido sobre la motivación son:

  • Nos sentimos más motivados al estar cerca de la meta. ¿Qué piensas que es más efectivo? ¿Una tarjeta de fidelidad de cine en la que tienes que rellenar 6 sellos para obtener una sesión gratis u otra con 8 sellos pero que recibes con 2 ya sellados? La respuesta es que la gente rellenará con más ganas la segunda al tener la ilusión de estar más cerca de la meta que con la primera. Las investigaciones de Ran Kivetz en 2006 así lo demuestran. Por eso es una acierto que en Erasmusu la barra de completado de tu perfil empiece con un porcentaje ya relleno.
  • Disfrutamos más anticipando la recompensa que obteniéndola. O al menos nuestro cerebro refleja una mayor actividad cuando anticipamos mentalmente una recompensa, que cuando de hecho la obtenemos. No te ha pasado que tras muchos meses de trabajar en un proyecto, finalmente lo lanzas y te quedas un poco como… “Y ahora, ¿qué?”
  • La dopamina hace que la gente desarrolle adicción a la información. ¿Has sentido en tu propia piel la adición que puede llegar a crear Whatsapp, Twitter, Google Analytics, Facebook o los emails? ¿Te has puesto a buscar algo en Google e inconscientemente has entrado en modo “navegación zombie” durante más de media hora hasta que te has dado cuenta? Todos estos ejemplos se deben al sistema dopaminérgico.
  • El sistema del “querer” (dopaminérgico) y el del “gustar” (opioide) están estrechamente relacionados. El sistema del querer nos motiva a actuar y el del gustar nos da satisfacción tras haber actuado. Si tu sistema dopaminérgico es más fuerte que el opioide puedes entrar en un ciclo sin fin en el que la necesidad de búsqueda no desaparece. ¿Te ha pasado esto alguna vez? Me temo que a mi me ocurre constantemente.
  • La sensación de control motiva. A nuestro cerebro reptiliano le gusta el control. Cualquier cosa que escape a nuestro control es un peligro potencial. Por eso nos gusta sentarnos delante de la chimenea y ver el fuego. Es un peligro controlado. De la misma manera que nos gustan las películas de terror o los parques de atracciones. Y esta sensación de control nos motiva a realizar esas acciones.
  • Nos motivamos de forma inconsciente. Una investigación de Ruud Custer y Henk Aart (2010) pone de manifiesto que al menos algunas de nuestras metas las fijamos de manera inconsciente. Nuestro subconsciente las define y luego emergen al pensamiento consciente. Esto da casi miedo, es un “inception” en toda regla.
  • Las notificaciones estimulan la dopamina. ¿Te suena el “Perro de Pavlov”? Lo impredecible estimula la dopamina. Ahora piensa en las notificaciones de Whatsapp, de correos electrónicos, de Twitter, etc. Llegan de vez en cuando pero no sabemos exactamente cuándo. Exactamente igual que la recompensa en las tragaperras. De hecho, cada vez que oigas el sonido de la notificación de Whatsapp te estarás convirtiendo el Perro de Pavlov: el estímulo se asocia a un comportamiento, liberarás dopamina y el proceso de búsqueda de información comenzará de nuevo.
  • La información insuficiente o corta es aún más adictiva.  El sistema dopaminérgico se estimula más fuertemente si no se satisface completamente nuestro deseo. En un ejemplo práctico: si eres desarrollador de juegos y haces una demo, una buena idea sería cortar la demo a mitad de una pantalla y no al completarla. La sensación de incompletitud será mayor y eso posiblemente aumentará tus ventas. Eso es exactamente lo que hace el videojuego Limbo (el cual es un ejemplo de diseño tan bueno que se merecería un post para él solito).
  • Al darle la vuelta a ideas preconcebidas y verlas desde ángulos distintos pueden surgir innovaciones. Por ejemplo: “Prohibamos los coches en la ciudad”. Analizando los pros y los contras podemos llegar a una idea innovadora que sea: “prohibamos los coches en la ciudad a ciertas horas para disminuir las emisiones de CO2” o bien “prohibamos los coches de gasolina y permitamos los eléctricos”. Analiza las cosas que haces diariamente en tu trabajo, tus ideas preconcebidas, y dales la vuelta formulando algo completamente contrario. Aunque partirás la mayoría de las veces de auténticos disparates, no importa, en el proceso crearás nuevos enlaces neuronales que en ocasiones desembocarán en ideas innovadoras.
  • Enseña a otros lo que haces y cómo lo haces. A la gente le gusta participar en el proceso creativo de otras personas. A mi me encanta cuando Notch se pone a programar en tiempo real y aprendo en el proceso. Además, el feedback que recibirás de las personas que vean cómo haces tus creaciones puede serte de mucha utilidad.

Conclusión

Cuando yo pienso en Erasmusu, mi motivación no es el dinero que vaya a ganar o dejar de ganar con él, sino lo que disfruto creando secciones nuevas, mejorando las existentes y el subidón al encontrar nuevas vías de negocio. Y por otro lado, también me motiva pensar en los más de 100.000 estudiantes que van a utilizarlo cada mes. Si encima, mis compañeros de profesión reconocen el trabajo y el tiempo que he empleado, me sentiré autorrealizado. Es decir, cumple todas las que yo creo que son las causas fundamentales de por qué creamos cosas. Y esto puedo aplicarlo al resto de mis proyectos, como el California Office, mis diseños 3d y el resto de cosas que hago.

Por cierto, muchas gracias a todos los que estuvisteis presentes durante el proceso de redacción de este artículo (lo escribí en tiempo real usando un GoogleDoc público, a modo de experimento). Mención especial a Miguel Araujo, Javi y Emilio por sus recomendaciones.

Si lo estabas pensando, la respuesta en «sí», le he fusilado a Clear los colores de la Pirámide de Maslow 😛 También quiero dar crédito a XKCD, de la que he sacado algunos de sus geniales tiras cómicas. La imagen del cerebro es de un pedazo de artista llamado Kurt Michelson y los pingüinos de Lim Heng Swee.

Dale caña a tus proyectos y sígueme en Twitter si te gustan estos temas.

¿Y tú? ¿Qué te motiva a tí? ¿Por qué creas cosas? ¿No estás de acuerdo con algo de lo que digo? Deja un comentario y nos lo cuentas 🙂

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