De playas desiertas en Lanzarote hasta oscuros estudios bohemios en Berlín. La historia de DEVOTION NFT: cómo un grupo de artistas creó el primer NFT para transportar a 10 elegidos a una experiencia inmersiva cyberpunk en el mundo real al más puro estilo «The Game» de David Fincher.
La isla bonita
Febrero de 2021. Unos conocidos llevaban unos meses trabajando en remoto desde Lanzarote y me tentaban sus fotos de playas volcánicas y palmerales.
Desesperado por abandonar de una vez por todas la rutina que me había absorbido durante los meses de pandemia hice las maletas, mi test de antígenos (que comprobaron muy bien a la llegada) y cogí el primer avión que salía hacia la isla. Me recibieron con los brazos abiertos un clima seco y soleado, los aloes, los volcanes y la arquitectura de César Manrique.
El impacto fue brutal. De estar encerrado en un piso pasé a disfrutar de la libertad de poder dar un paseo por playas paradisiacas, escalar volcanes y tragar mucha agua aprendiendo a hacer surf. Una sensación de liberación, tras los odiosos meses de encierro, por la que me sentí afortunado con la vida.
Los artistas locos de Berlín
En esta historia, como pronto veréis, soy un mero espectador y los protagonistas, que quieren mantener el anonimato, son unas criaturas de un plano no terrenal.
Un día, dando un paseo por la playa de Famara, conocí un grupo de actores callejeros y artistas itinerantes que habían llegado a la isla escapando de la monotonía de Berlín. Llegaron con escasísimos medios y vivían la vida con una intensidad que más quisieran muchos millonarios.
Eran ricos en las cosas que no puede comprar el dinero: salud, amor, juventud, tiempo, motivación y talento. Una sonrisa siempre en sus ojos que la mascarilla anti Covid no conseguía encarcelar. Con la intensidad característica que da un viaje parecido al Erasmus, pronto se convirtieron en muy buenos amigos.
Su energía era cautivante y contagiosa y causaron un gran impacto en mí. Mantuvimos animadas conversaciones al atardecer, sentados en las dunas de Famara, contemplando el abrazo de las nubes a las montañas de El Risco. Por el día caminábamos explorando calderas volcánicas y por la noche veíamos juntos películas del estudio Ghibli.
A cada cual más variopinto, mis nuevos amigos habían organizado teatros callejero por las calles de Berlín y se entretenían ahora en la isla creando todo tipo de experiencias y experimentos artísticos. Algunos vivían al día, durmiendo durante algunos períodos como auténticos ascetas en cuevas y comiendo plantas que encontraban por el suelo. Gracias a un artista que había estudiado botánica ahora puedo reconocer las espinacas de Nueva Zelanda, la escarcha y el tabaco salvaje (nada recomendable, muy tóxico) entre muchas otras plantas comestibles.
En sus propuestas artísticas en la isla, bebían de fuentes de inspiración de musas como Marina Abramović y Donna Haraway en las que el tema de la inclusión es una piedra angular. A su lado me sentía como si hubiera viajado en un Delorean a los años 60 durante el movimiento contracultural Hippie.
Para mí, un friki acostumbrado al orden del mundo tecnológico y a intentos constantes de reducir la entropía y tener el mayor control posible de todo lo que me rodeaba, conocer a estas personas supuso un antes y un después en mi percepción del mundo.
El germen de la idea
Como he dicho, soy un friki. Y como buen friki me encanta estar al día de todo lo que tenga que ver con la tecnología, soy un lector empedernido de ciencia ficción y un apasionado del género cyberpunk.
Aún así, mi forma de ver las criptomonedas había sido desde que oí hablar de ellas por primera vez bastante escéptica. Pero desde siempre me habían apasionado el diseño y la ilustración, así que cuando en diciembre escuché por primera vez el concepto de los NFTs (Non Fungible Tokens) algo hizo click en mi cerebro.
¿Cómo? ¿Un medio por el que un artista podía poner a la venta sus creaciones digitales y recibir por ello no solo una compensación en la primera venta sino en sucesivas adquisiciones de la obra? ¡Por fin un uso interesante de las cryptos!
Esto es flipante. El tema digital + artístitico + blockchain se está moviendo y mucho. Ojo que aquí estamos ante algo potencialmente muy grande: el paso del arte (y la inversión en arte) del formato físico al digital. Palabras mayores. https://t.co/DmortPTdG0
— Kojima López ⛩️ (@javilop) December 13, 2020
En una de nuestras largas conversaciones les hablé a los artistas de los NFTs. Si yo era algo escéptico con las criptomonedas, ellos eran unos negacionistas del tema. Pero al igual que me había pasado a mí, con el paso del tiempo, hubo un cambio de perspectiva en su cabeza.
Lo siguiente os lo podéis imaginar con facilidad: dando rienda a su imaginación, comenzaron una sesión improvisada de tormenta de ideas, a cada cuál más loca, pero siempre, y esto es clave y lo que en realidad me pareció rompedor: desde el punto de vista de la experiencia en el mundo real. No un mero token digital. Un token digital unido a una experiencia real.
Su optimismo era contagioso y quería echarles un cable, así que llamé a la puerta de tantos expertos en crypto como fui capaz, para que pudieran ayudar a mis amigos en la parte técnica y en cómo hacer llegar al público la idea. Y como siempre ocurre con las vanguardias: los que estaban al pie del filón estuvieron más que dispuestos a ayudarnos con consejos de todo tipo: @CarrascosaCris_, @enekoknorr, @mcaballero y @esepuntoge entre muchos otros nos dedicaron parte de su valioso tiempo y les estoy agradecido de corazón.
No sé cómo será el futuro de los NFTs, pero he elegido abrazarlos con el optimismo e ingenuidad con el que se abrazan las nuevas vanguardias. Mis amigos artistas muchas veces trabajaban sin cobrar, por amor al arte. Y cuando conseguían ganar algo era de manera precaria: 10 euros la hora y dando gracias. Con los NFTs confío en que más artistas como ellos comiencen a recibir una retribución más justa por sus trabajos y que vivamos una época de renacimiento artístico inesperado.
Y así fue cómo, conectando diversos puntos en apariencia caóticos, se creó un hilo conductor que llevó a mis amigos artistas a la síntesis de DEVOTION, en la que soy un mero espectador y en la que todo el peso de su éxito o fracaso recaerá en los artistas que la van a llevar a cabo.
Pero entonces, ¿qué es DEVOTION?
DEVOTION es una colección de NFTs de 10 fotografías artísticas. Hasta aquí nada nuevo. Lo rompedor es que cada una de ellas podrá ser redimida por una experiencia inmersiva de temática cyberpunk en la que el sujeto receptor se sentirá como el protagonista «The Game» de David Fincher.
Nueva York, San Francisco, Londres, Tokio, Berlín, París… el receptor podrá elegir una ciudad y el grupo de artistas (que mantendrán siempre su anonimato) se desplazará y organizará la experiencia inmersiva.
El propietario del token estará moviendo un grupo de artistas por el mundo, solo para él o ella, solo por un día. Una experiencia que vivirán tan solo 10 personas en el mundo.
Tras el evento, aquel afortunado que la haya disfrutado, recibirá otro token, un «Devoted», también una fotografía, que podrá así mismo subastar a su vez. Por lo que quizás haya inversores que lo adquieran esperando que se revalorice por su valor simbólico, más allá de la mera experiencia.
Para los mal pensados: es una experiencia transgesiva, pero suave. Sensual pero no sexual. La seguridad será un elemento importante.
El viaje a Berlín
Tras el esbozo de la idea y revisar los temas técnicos, ni cortos ni perezosos mis amigos sacaron dinero de debajo de las piedras, compraron vuelos y organizaron una sesión fotográfica en Berlín nada más y nada menos que con el reputado y transgresor fotógrafo @krousky, que cómo no, resultó ser amigo íntimo de una de las artistas… a veces simplemente hay que tener un poco de suerte.
Allí acuñaron el término Cryptobæbes con el que se auto denominan a sí mismæs.
By the late twentieth century, our time, a mythic time, we are all chimeras, theorized and fabricated hybrids of machine and organism; in short, we are cyborgs. — Donna Haraway
¿Y el futuro de DEVOTION?
Ahora viene lo más difícil para læs Cryptobæbes, este grupo de artistas del plano etéreo: preparar las experiencias para las 10 personas que adquieran los tokens.
Hay una frase que me encanta y repito mucho: «a veces se gana y a veces se aprende». ¿Será DEVOTION NFT un éxito? Lo normal es que no lo sea y se quede en una fumada de proporciones cósmicas. ¡Tantas cosas pueden salir mal!
Pero nadie podrá quitarme el haber vivido una experiencia que siempre recordaré: colaborar aunque sea con unas pocas pinceladas e ideas en un proyecto tan loco, conocer gente fantástica de un mundo (el del arte dramático) al que nunca había accedido, aprender lo indecible sobre cryptos y NFTs y todo ello en el marco de esta maravillosa isla que es Lanzarote. ¿Acaso no son cosas como esta las que hacen que la vida merezca la pena?
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